Momentos "No me importa". No vengas tú

9 de noviembre de 2010

Momentos "No me importa". No vengas tú

Durante el día me pasan cosas bastante peculiares y a veces muy divertidas que son dignas de ser inmortalizadas acá en el blog. El problema es que así como suceden, así mismo se me olvidan. Tengo la peor memoria del mundo. Certificado por la gente del record Guiness.

Pero hay un momento en particular que disfruto muchísimo, muy a pesar de que son incómodos y fastidiosos. Yo los llamo los momentos “No me importa”.

Un momento “No me importa” no es más que una situación en las que alguien te empieza a hablar de algún tema específico, con un interés y un afán por llamar la atención o simplemente porque necesita ser escuchado. Y obviamente las ganas de escucharlos que uno tiene van de cero a nada. Allí es cuando empieza la acción.

Uno muy educadamente se queda escuchando con cara de bolsa y con un falso interés, mientras por la cabeza te pasa en mayúsculas, y en tono gritado, la frase “NO ME IMPORTA”. Claro eso es lo que el cerebro te dice que hagas pero uno ante todo es gente.

Uno de los clásicos es cuando alguien nulo viene a contarte de lo mal que se siente, de sus problemas de salud o hasta de sus problemas amorosos. Cuando me refiero a alguien nulo es a alguien que apenas conoces y que su vida es lo menos que quieres conocer.

Cuando pasa eso lo que debes hacer es aprovechar ese tiempo para pensar en las cosas que tienes qué hacer, en tus problemas personales e incluso en la ropa que te vas a poner al día siguiente. Tú sonríes y mueves la cabeza, como si lo que escucharas fuera lo más importante de la vida entera.

Claro, los momentos “No me importa” son un peligro, porque puedes llegar al punto en el que te acostumbras a hacerlo. Debo confesar que a mí me ha pasado hablando con amigos e incluso en reuniones de trabajo. No porque no te importe lo que te están diciendo, sino porque ya el cerebro empieza a tener vida propia.

A mí particularmente me encantan los momentos “No me importa” porque te permite saber la carencia afectiva que tienen las otras personas. Sé que suena cruel pero no vengas tú a decirme que tengo cara de psicoanalista, de terapeuta de parejas o de mejor amigo del mundo. Si piensas eso, pues es hora de que te compres una caja de personalidad en tabletas que las venden en las farmacias estas del logo azul.

Albert Manrique

@falbertmd