22 de junio de 2011

No vengas tú que mi casa soy yo


¿Será verdad que la casa de uno es uno mismo? Esa misma cara que tienes de "¿ah?¿Qué dice...?" fue la mía cuando mi mamá me lo dijo.

Crecí creyendo que todo lo que era de mi mamá era mío. De alguna manera me sentía parte "activa" de esos años en donde mi mamá con mucho esfuerzo y trabajo "se montó". Cuando dejó a Jean Carlos y quedó sin marido, sin trabajo, sin autoestima y un sin fin de "sin", nos pegamos como un chinche y juntas salimos adelante. Claro, en mi cabeza. Porque en la realidad salió ella, mientras yo jugaba con Barbies.

 Más grandecita y por un sueño de mi mamá terminé en Los Ángeles. Vivía yo en el dormitorio de la Universidad de California Los Ángeles, la misma que salía en la serie Beverly Hills 90210. En un cuarto de metro y medio, pero mío. A los días ya estaba intervenido. Tenía mi Virgen del Valle, velitas, flores y demás.

 Cuando volví a Caracas, a mi casa, la de siempre, la de mi mamá, capté. Ajá, la casa de mi mamá, que ya no era la mía, era la de mi mama donde siempre sería recibida, donde siempre tendré comida y cama, como dicen. Entendí que había crecido y debía hacer mi hogar. Independizarme que llaman. Comprendí lo caro que es la independencia. Si no espera el primer recibo de luz, aún y cuando no tengas ni secadora y me cuentas.

Me fui, me lancé a construir mi casita. Con mis cosas y con la responsabilidad que viene con ser grande. Y no me fue mal. El año pasó con un susto que no sabes y  con el empujón de Luis y mi ma decidí hacer mi casa en otro país. La Llené de matitas, de Virgenes, de fotitos. Poco a poco compré los muebles. Y luego viene la parte de escoger prioridades:  “Ehhh o la mesa o la cama”.

Este año me ha tocado viajar, me ha tocado ir a Caracas unos meses y el lunes, después de un tiempo sin venir,  volví. Se me había olvidado lo bonita que era y la sensación de tranquilidad que da. Y  agradecí cada función de La Cubalibre, cada trabajo que he hecho, cada No Vengas Tú, cada "tigrito" que me permite mantener mi huequito, mi hogar.

Confieso, y aquí viene lo más importante que la noche, que antes de viajar no dormí y lloré como loca por no querer dejar lo que ha sido mi casa estos meses. Y confieso que ahora que ya me preparo para volver a Caracas lloro por no querer dejar mi huequito.  Debo estar en "mis días", porque ando un poco sensible.

Pero la verdad es que mi mamá tiene razón: “Uno es su propia Casa”. Mientras uno se sienta bien, todo está bien. Siempre se está a gusto, no importa donde se esté. Vivir en un PH con vista al Ávila y no sentirte cómoda con quien eres,  es como vivir a la orilla del Guaire. Por eso es importante mantenernos enfocados en nosotros, por eso es importante  vivir nuestra mejor vida.

Sindy Lazo
@SindyLazo

3 comentarios:

Anónimo dijo...

excelente borro el mal momento que pase ayer cuando lei el novengas tu invitado poooor Diooos quien escribio eso tan malo.

22 de junio de 2011, 18:02
Ade dijo...

Tan acertado Sindy!!!
Estamos en las mismas... =)...
Ya siento que es la casa de mi mamá y que es NECESARIO tener mi huequito...así que deséame suerte =)

24 de junio de 2011, 1:49
Anónimo dijo...

Muy cierto. si no te sientes cómodo en tu casa, sea un PH en Chulavista o sea un cuartito en La Vega, no hay manera que te sientas bien contigo mismo. Esto es especialmente cierto en los tiempos en que vive Venezuela, sonde tener un "cuartito" es escansalosamente prohibitivo para cualquier persona que gane un sueldido normalito. Lo que es lo mas usual en las personas jovenes e incluso en los no-tan-jovenes. Conozco casos de 2 y 3 familias viviendo en un mismo apartamento o casa, 2 y 3 generaciones amuñuñaos porque el ingreso no da para conseguir un hueco. En especial en Caracas donde ya no cabe un alfiler. El tema es sensible, muchos nos identificamos con él. Felicidades

27 de junio de 2011, 10:42

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