No vengas tú que esa tienda no es mala

4 de diciembre de 2010

No vengas tú que esa tienda no es mala

Normalmente la gente, y me incluyo, come con que la ropa debe tener una marca específica o que fue comprada en una tienda reconocida. Creo que es algo que nos caracteriza a los venezolanos, nos encanta alardear un poco de lo que tenemos y de lo que llevamos.

Para comprar ropa yo soy un fastidio. Yo soy de los que tiene que sentirse conectado con la pieza. Es decir, si yo veo una camisa y digo: “coño esa camisa es mía, me llama” la compro, sin importar el precio y si tengo dinero o no. Hubo una época en que la que sólo compraba ropa en una tienda española muy conocida acá, hasta que me di cuenta lo cara que es. Desde el año pasado empecé a sacarle el jugo al cupo y gastarme todos esos 400 $ en  ropa. Sabemos que esa cantidad de dinero no es nada, pero en ropa se aprovecha bastante.

El hecho es que visitando la ciudad de Valencia estuve conociendo muchas cosas y en el camino dijimos: “Vamos a entrar a esta tienda por departamentos”. Esa tienda es la popular que tiene un lápiz como logo. Yo siempre había estado un poco predispuesto a comprar ahí por estupideces mías, debo admitir. Los prejuicios pues.

Pero ese día, viendo el montón de ropa que había encontré cosas interesantes. Claro, no todo lo que venden se puede comprar. Había unas cosas bordadas y bien feas. Pero conseguí unos sweaters bien cool (sin marca ni nada), camisas, shorts, entre otras cosas. Lo que más me llamó la atención es que la compra fue como una búsqueda del tesoro. Tenía que excavar como loco para encontrar lo mejor. Yo me estaba volviendo loco. Estaba feliz y me compré como siete piezas por el precio de una en la tienda española. Lo mejor es que lo que compré es tan cool que por nunca nadie va a sospechar su procedencia.

No vengas tú a decirme que está mal meterse en esas tiendas porque la ropa es fea, porque comprobé que no es así. Uno tiene que aplicar el dicho que dice: el que busca, encuentra. Es como una especie de reto. Si quieres ponerte algo bonito y barato no va a estar fácil. Uno tiene que esforzarse un poco. De eso se trata la aventura de las tiendas por departamentos. Creo que es lo mismo que comprar en una tienda, de este estilo, en Estados Unidos pero pagando en bolívares.

Ese día yo me sentía como muchachito con juguetico nuevo. Me llevé siete piezas pero me medí como veinte. Así que ya sabes, si algún día te invito a comprar ropa no me digas que sí, si no tienes paciencia.

Albert Manrique

@falbertmd