23 de diciembre de 2010

No vengas tú a decir que todo está caro



Navidad es época para quererse, para ser felices, para bailar, para disfrutar y sobre todo para comprar. Bien sabido que más que una celebración religiosa es una celebración comercial. No estoy diciendo que esto sea malo, pero no vengas tú a decirme lo contrario.



A pesar de que en esta época la gente recibió utilidades y están buchones, la mayoría va quejándose de que no tienen dinero. Además de bociferar que todo está muy caro, que en este país no se puede comprar, que aquí no hay quien viva, etc, etc, etc. Sí, es cierto que todo está bastante caro pero me pregunto yo: si todo está tan caro, ¿por qué los centros comerciales están tan full?



Es absurdo que en un país donde la gente afirma que no tiene dinero, ir a un centro comercial, o simplemente pasar cerca, es imposible. La cantidad de gente comprando no es normal. De hecho, hace unos día en el famoso centro comercial de la Av. Libertador en Caracas había cola para entrar a varias tiendas. La amiga que me contó esto me dijo que se acercó a preguntarle al vigilante si había rebajas y él le contestó que no. Era gente comprando ropa decembrina pues.



Otro ejemplo del pelabolismo que estamos viviendo es cuando hace dos semanas intenté comprar un pasaje para Miami. Todos, absolutamente todas, las aerolíneas estaban copadas. Había pasajes disponible para el 30 de diciembre (día de mi cumpleaños, por cierto). O sea, no hay plata pero todos nos vamos pa’ fuera. ¿Cómo? Con cáscaras de huevos seguramente.



Ni hablar de la cantidad de ferias navideñas y de diseños. Ayer estuve en la feria del Ateneo y me dio curiosidad como unas señoras, muy emperifolladas, salían con un montón de bolsas hablando pestes del mercadito. Ellas iban gritando a los cuatro vientos que todo estaba muy caro, que no se podía comprar, que los precios eran una barbaridad. Pero esas bolsas no iban vacías.



Yo no critico el hecho de que la gente compre o que se vuelva loca gastando su plata. Al fin y al cabo cada quien hace con su dinero lo que le dé la gana. Pero no vengas tú a decir que todo está caro, que no te alcanza el dinero, que no se puede comprar, entre otras cosas.



Los centros comerciales son un ejemplo de la doble moral de la gente, por un lado se quejan del capitalismo salvaje y por el otro no pueden vivir sin él. Vamos a sincerarnos y aceptemos que no podemos vivir sin comprar, sin importar el precio. Y si las deudas nos consumen luego, qué carajo luego vemos porque de esa se sale.



Albert Manrique

@falbertmd

1 comentarios:

nelly dijo...

excelente blog me encanta

25 de diciembre de 2010, 16:09

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