25 de octubre de 2010

Costeñita soy

Este “No vengas tú” lo recibimos a través de nuestro mail novengastu@gmail.com. Poco a poco publicaremos los mejores. Gracias a todos por escribir.

No vengas tú a decirme que no te ha pasado nunca que amaneces con una nube gris en la cabeza, deprimida y con la autoestima machucada. Y una, latina al fin, venezolana de cepa, que no puede ocultar que tiene el melodrama incrustado en las venas, que se siente como Thalia en Marimar. No vengas tú a decirme que no te has sentido la más fea y desdichada de la tierra (aunque luzcas como Gaby Espino).

Ese nefasto día que decidiste o te tocó salir a la calle, sólo para ver si la existencia mejora un poco o si el destino cambia a tu favor, comienzan a rodar los 120 capítulos de sufrimiento al que se expone la prota. Por supuesto, todo reducido a menos de dos horas y esa novela comienza con el villano de la autopista que te tocó mil veces la corneta y te gritó esa famosa frase en la que muy gentilmente nos recuerdan a nuestra progenitora.

La impotencia es tal que terminas con rimel chorreado porque empiezas a llorar como si estuvieras grabando la escena en la que a Marimar le queman la casa con los abuelitos adentro.

No vengas tú a decirme que después que te calmas, te bajas del carro y justo cuando estás cerrando la puerta, como si fuera la de un camión de carga, te das cuenta que dejaste las llaves pegadas en la switchera. Justo en ese momento un pobre mortal (entiéndase novio, rejunte, marido, amigo que te quieres zampar o cualquier otro adjetivo por el estilo, que no tiene ni puta idea de que una está en eso que en las novelas llaman “etapa cumbre”) se le ocurre mandar un mensajito de texto. Una esperando que lo que le van a escribir sea lo más parecido a un tweet de Leonardo Padrón, con poesía incluida, pero no, es aquel coñazo.

Cuando abres el mensaje del villano más villano de todos, que de tan parco termina pareciendo el Twitter de CNN narrando las noticias del día. El pobre ni entiende ni entenderá nunca el rolo e’ peo que se le vino encima por haberse reportado en tan mal momento.

En fin, no vengas tú a decirme que nunca un inocente ha pagado los platos rotos de un día en el que una se levantó con esa vena melodramática que te toma como un exorcista y te hace involuntariamente reencarnar en Marimar. Pero intempestivamente, por obra y gracia divina, sale de tu cuerpo al final de la tarde y voilà, “fin de capitulo”. Fueron felices hasta nuevo aviso.


Zair Montes

2 comentarios:

Neyusway dijo...

Jajajaja pase mucho esto xD

25 de octubre de 2010, 15:26
valentina dijo...

jajajajajaja buenisimooo!!! yo lo llamo "la obstinación femenina" agarrense que venimos con todo!!

26 de octubre de 2010, 8:32

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